Gógol

El precursor

Retrato de Gógol por F. Moller«Todos venimos de El capote de Gógol». Que una afirmación así la hiciera nada menos que Dostoievski, da una idea de la importancia literaria del ucraniano Nikolái Vasílievich Gógol [Николай Васильевич Гоголь] (Soróchintsy, Imperio ruso, actual Ucrania, 20 de marzo/ 1 de abril de 1809-Moscú, 21 de febrero/ 4 de marzo de 1852).

Las dos fechas que aparecen en su biografía se deben a la persistencia del calendario juliano en Rusia (sustituido en la mayor parte de Europa a finales del siglo XVI). Rusia adoptó el calendario gregoriano (usado en la actualidad en casi todo el mundo) tardíamente, en 1917.

Un detallado perfil biobibliográfico de Gógol puede leerse en este completo artículo de Roberto Monforte. Según el crítico y pensador ruso Nikolái Chernyshevski, «Gógol fue el primero que nos presentó tal como somos en realidad». Para la literatura rusa, su papel impulsor es esencial:

«Antes de Gógol hubo Teócritos y Aristófanes rusos, Corneilles y Racines patrios, Goethes y Shakespeares nórdicos. Pero no teníamos escritores nacionales. Ni siquiera Pushkin está libre del mimetismo, y de ahí que lo denominaran el “Byron ruso”. Pero Gógol fue sencillamente Gógol. Y después de él nuestros escritores dejaron de ser los dobles de los ingenios europeos. Tuvimos sencillamente Grigoróvich, sencillamente Turguéniev, sencillamente Gonchárov, Saltikov, Tolstoi, Dostoievski, Ostrovskv… Todos derivan genealógicamente de Gógol, fundador de la narrativa y la comedia rusas. Tras recorrer largos años de aprendizaje, de artesanía casi, nuestra “musa” presentó su producción maestra, la obra de Gógol, y entró a formar parte con pleno derecho de la familia de las literaturas europeas» (Trotsky, 1902).

Gógol es un verdadero precursor de autores de enorme influencia internacional como Kafka (que lo cita en sus diarios y cartas), Dostoievski, el Melville de Bartleby el escribiente, el Wilde de El retrato de Dorian Gray, Bulgákov, Robert Walser, Flannery O’ Connor, Italo Calvino, Saramago, Sergio Pitol

Naturaleza y folclore de Ucrania

Gógol cruzando el Dnieper, por A. Ivanov (1845).

Gógol cruzando el Dnieper, por A. Ivanov (1845).

Joven de provincias, procedente de una familia de la baja nobleza, Gógol se encuentra de repente en el centro literario del Imperio: San Petersburgo. Con tan solo 22 años, Gógol publica las Veladas en un caserío de Dikanka. En ellas se recogen sus recuerdos de la vida campesina y del folclore de Ucrania, donde vivió sus primeros 19 años.

Ya en esta colección de ocho relatos en dos volúmenes (1831 y 1832), Gógol realiza aportaciones que lo catapultan a la fama literaria:

  • el uso del humor (al parecer, hay recuerdos sobre los tipógrafos desternillándose de risa al preparar los textos para su publicación);
  • el uso de lo grotesco (lo sobrenatural se mezcla con el humor);
  • la frescura de su estilo (elogiada por Pushkin), sembrado de amor a Rusia, a la Pequeña Rusia (Ucrania).

«¡Qué embriagador y esplendoroso es un día estival en Ucrania! ¡Qué sofocantes y calurosas sus horas, cuando reinan el silencio y el bochorno del mediodía, y el inmenso océano azul, inclinando sobre la tierra su cúpula voluptuosa, parece haberse adormecido y, sumergido en toda suerte de delicias, ciñe y estrecha a su amada con inmaterial abrazo. En el campo no se oye ni un ruido. Parece como si todo hubiese muerto; sólo en las alturas, en el abismo celeste, tiembla una alondra, cuya plateada canción desciende por los peldaños etéreos hasta la tierra enamorada; de vez en cuando el grito de una gaviota o la aguda llamada de la codorniz también resuenan en la estepa». («La feria de Sorochintsi», Las veladas de Dikanka, Madrid, Gredos, 2003).

Mírgorod

En 1835, Gógol publicó dos colecciones de relatos: Mírgorod y Arabescos. Mírgorod (Миргород es una ciudad ucraniana próxima al pueblo donde Gógol pasó su infancia) recoge cuatro heterogéneos relatos: una recreación costumbrista (Terratenientes de antaño), una novela histórica (Tarás Bulba), una novela de terror (Vi) y una novela humorística (Por qué discutieron Iván Ivánovich e Iván Nikíforovich).

«Terratenientes de antaño nos describe la vida idílica de dos ancianos propietarios entregados a una insaciable glotonería y un mutuo afecto que al final se descubre que era la auténtica base de su existencia. Tarás Bulba, el relato más extenso, es una magistral pintura de la estepa y la vida cosaca en el siglo XVI, y cuenta la conocida historia del viejo coronel cosaco Tarás y sus hijos Ostap y Andréi. La guerra y el alcohol consumen unas vidas trágicamente plantadas en una encrucijada entre Oriente y Occidente. En Vi, el talento de Gógol ensaya un relato fantástico y terrorífico, de brujas y cadáveres vivientes, que presenta también sin embargo una amena pintura de la vida estudiantil en Kíev. La última narración tiene un largo título: Por qué discutieron Iván Ivánovich e Iván Nikíforovich, y es un cuadro de costumbres que retrata los gozos y miserias de la vida provinciana, a través de la ruptura por una nimiedad de la entrañable relación entre dos viejos e inseparables amigos». (Jesús Aller, «Mirgorod», literaturas.com: http://www.literaturas.com/v010/sec0603/libros/resena-03.htm).

Tarás Bulba tuvo un enorme éxito en países como España, donde fue intensamente elogiada por Emilia Pardo Bazán, artífice de la difusión de la novela rusa en nuestro país por sus conferencias sobre la literatura rusa (Ateneo de Madrid, 1887) y su libro (del mismo año) La revolución y la novela en Rusia.

«No es pura casualidad que el éxito de Gógol en la vida literaria de España llegara precisamente de la mano de Tarás Bulba, una novela de carácter histórico. Esta obra, junto a otra novela breve, Los terratenientes de antaño, había sido incluida en la primera edición francesa de 1845 e introdujo a Gógol en la literatura española. Desde entonces conoció más de 40 reediciones. Su popularidad fue provocada no sólo por el propio exotismo sino, ante todo, por la actualidad del tema heroico y patriótico en el contexto histórico de entonces y el énfasis en la lucha independentista tan familiar y comprensible para los españoles de la época».
(Gaiané Karsián, «La percepción de N.V. Gógol en España: la «segunda vida» de sus obras en las traducciones al español», Hermenêus, nº 4, 2002. http%3A%2F%2Fdialnet.unirioja.es%2Fdescarga%2Farticulo%2F290511.pdf ).

En España, el argumento de Tarás Bulba (la lucha por la independencia de los ucranianos contra los polacos en el siglo XVI) conectaba con la memoria de la invasión napoleónica. La censura transformó el texto escamoteando el final trágico de Tarás.

Ya en el siglo XX, Yul Brynner (con Tony Curtis como hijo) interpretaría a Tarás Bulba en una versión cinematográfica (grabada lejos de Rusia) dirigida por J. Lee Thompson (1962). La versión rusa de Vladimir Bortko (2009), poco proclive al sentimiento nacionalista ucraniano, fue grabada en Ucrania y Polonia.

Arabescos incluye ensayos críticos y tres cuentos (La perspectiva Nevski, El diario de un loco y El retrato). Más adelante, bajo el título de Historias de San Petersburgo se editarán, junto a esos tres relatos, otros dos: La nariz y El capote (el quinteto de las grandes narraciones breves de Gógol).

En estos relatos «se recoge la turbulenta vida de los ciudadanos petersburgueses, rodeados siempre por la corrupción, la infelicidad y la alienación. La ciudad atormenta a sus pobladores: los trabajadores sufren la presión hostil de la alta burocracia, poderosa maquinaria cuyos imparables engranajes trituran una y mil veces todo lo que cae bajo su férreo control. No es de extrañar que la locura o la muerte sea, en medio de esta hostilidad ambiental, la única escapatoria» (JR, http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=gogol-nikolai-vasilievich).

La originalidad de estas historias ha asegurado su pervivencia en diferentes medios (véase esta reseña de dos películas gogolianas). En 1915 Vladislav Starevich convirtió El retrato en película. El momento en el que el retratado sale de su cuadro despertará en el receptor conexiones con otras obras como La rosa púrpura del Cairo de Woody Allen, donde el protagonista de la película sale de la pantalla y entra en la realidad de los espectadores.

La línea fantástica y de horror de Starevich volvió a ser cultivada en 1967 por los directores de cine Georgii Kropachev y Konstantin Ershov, que se basaron en la novela de terror incluida en Mirgorod: Vi (El espíritu del mal). 

La novela humorística Por qué discutieron Iván Ivánovich e Iván Nikíforovich ha tenido varias versiones cinematográficas. En la de 1941 un actor representa al propio Gógol al principio y al final de la cinta. La de 1959 fue dirigida por Vladimir Karasev.

Dmitri Shostakovich compuso hacia 1927 una ópera satírica basada en La nariz (las obras de Gógol han generado más de una decena de óperas). Aquí puede verse un ensayo de 1975 dirigido por el propio Shostakovich.

Colin McLaren escribió e interpretó en 1992 una adaptación fílmica de Diario de un loco. Y, más recientemente, el ilustrador español Luis Doyague ha publicado una novela gráfica (Edelvives, 2009) que parte de El retrato y La nariz.

El inspector

En 1836, Gógol estrena El inspector. Una sátira sobre la estupidez humana concretada en la corrupta burocracia rusa. El argumento se lo había dado nada menos que Pushkin. El libreto final resultó una obra maestra del teatro europeo. El éxito de esta obra no evitó que Gógol se sintiera decepcionado. Una honda amargura le llevó a abandonar Rusia.

«Por un lado le había desagradado la interpretación demasiado exagerada y gesticulante de algunos actores, que habían convertido su comedia casi en un vodevil; por otra parte, le había parecido que el publico en su conjunto había interpretado erróneamente la comedia, pues sus intenciones no eran políticas, sino morales. Gógol no pretendía atacar el sistema política, sino denunciar alguna de sus desviaciones y lacras. Para desgracia del escritor, cuyas inclinaciones políticas eran más bien conservadoras y reaccionarias, recibió críticas de los altos cargos y de la nobleza que se sintieron ultrajados y ofendidos, en cambio muchos jóvenes de orientación liberal lo tomaron como bandera». (Roberto Monforte, «Gógol»).

Antes de marchar, Pushkin le sugiere también el argumento de la que sería considerada su obra de mayor envergadura: Almas muertas.

Además de las múltiples versiones de esta obra sobre los escenarios de todo el mundo (como la de Sergi Belbel en 2009 o la de Miguel del Arco en 2012), en 1949 Danny Kaye protagonizó una cinematográfica comedia musical titulada The Inspector General. Para la televisión, Valentin Pluchek dirigió una versión en ruso en 1982, de tres horas de duración. En ella se puede apreciar la famosa escena muda final, en la que los actores se quedan paralizados (lo que también se conserva en versiones como la cinematográfica de Vladimir Petrov de 1952).

Roma

Después de su decepción con El inspector, Gógol viajó por Europa durante 12 años (Alemania, París, Ginebra, Venecia, Florencia, Baden-Baden, Ostende, Viena, Niza y otras ciudades europeas), pero su lugar de residencia habitual fue Roma. Allí trabó amistad con el pintor ruso Ivánov, quien retrató a Gógol en su cuadro La aparición de Cristo ante el pueblo. Invitamos al lector a que averigue dónde está el autor de Tarás Bulba. (Se admiten preguntas en comentarios).
La aparición de Cristo ante el pueblo, de Aleksandr Ivánov

Placa conmemorativa de la estancia de Gógol en Roma (via Sistina 126).

En 1837, Gógol llegó por primera vez a Roma. Tras un nuevo viaje por Europa volvió a la capital italiana, donde terminaría el primer tomo de Almas muertas.

«El ambiente y la espiritualidad de Roma, la sensación de tiempo detenido de sus calles y plazas le agradaron desde el primer momento. En su única obra literaria que no está ambientada en Rusia, la novela inconclusa Roma, donde Gógol contrapone la sosegada y tranquila sociedad romana a la inquieta y agitadora parisina, mostrando una marcada preferencia por la ciudad italiana». (Roberto Monforte, «Gógol»).

En «Paseo por Roma con Gógol» Martín Casariego rememora poéticamente la novela inacabada de Gógol, Roma, y su estancia en la ciudad.

Almas muertas

Al regresar a Rusia, Gógol se encuentra con la dificultad de publicar Almas muertas. La censura en Moscú no lo permite. Lo intenta en San Petersburgo a través del reputado crítico Belinski.

El libro puede ser publicado, pero la censura le obliga a cambiar el título (Las aventuras de Chíchikov) y a suprimir el relato del capitán Kopeikin. Para el sentir ortodoxo, la palabra «alma», inmortal, no parecía poder unirse a la palabra «muertas». El protagonista recorre la vasta Rusia con el propósito de comprar las almas (los siervos de los terratenientes) muertas para poder especular con ellas y enriquecerse.

«La ironía se pasea en la troika rusa gloriosa y su sarcasmo es universal. El examen de un detalle, como el de la suerte de mortales de los siervos, en almas, convierte a la obra en una inspirado tratado sobre la vida y la muerte y los caracteres de todos los tiempos, vigentes hasta hoy». (Mauricio Otero, «Las Almas muertas», http://www.letras.s5.com/mo230305.htm).

El propio Gógol se encarga del diseño de la portada de Almas muertas. En ella se ve muy destacada la palabra «поэма» («poema») para designar a la obra (alimentó la idea de construir un gran poema como la Divina Comedia de Dante) y en la cúspide, la troika, metáfora que el autor utiliza para identificar a Rusia en un famoso pasaje que incluimos bajo esta caricatura publicada en The Telegraph (27/4/2009).

Ilustración al artículo de A. Melikhov

http://www.telegraph.co.uk/sponsored/russianow/5231079/If-Nikolay-Gogol-was-alive-now-would-we-listen.html

Fragmento de Almas muertas, de GógolEl capote

El relato El capote (1842) es una de las obras más difundidas de Gógol. Su protagonista, Akaki Akákievich Bashmachkin, humilde oficinista entregado minuciosamente a su trabajo, es un tipo de personaje inédito en la literatura europea: el hombre insignificante:

«ese ser a quien nadie defendió, por quien nadie profesó afecto ni mostró el menor interés; ni siquiera despertó la curiosidad de los naturalistas, siempre dispuestos a clavar un alfiler a una simpe mosca para observarla al microscropio» (Gógol, 2008: 63-64).

Akaki Akákievich se protege del frío con un deteriorado capote cuya reparación le supone la miseria. Una vez recompuesto, el desprecio cotidiano de sus colegas parece trocarse en éxito social. Pero Akaki es víctima, en medio de la nieve, del robo de su capote. Su demanda de justicia ante las autoridades es una laberíntica pesadilla que prefigura el mundo de Kafka.

Ilustración de El capote.

Ilustración de «El capote». Colectivo Kukryniksov, Goslitizdat, 1952.
http://feb-web.ru/feb/litnas/texts/l58/l58-541-.htm

De las múltiples obras que ha generado El capote, destacamos varias versiones cinematográficas:

Crisis

La continuación de Almas muertas (que estaba pensada para ser desarrollada en tres partes, a semejanza de la Divina Comedia de Dante) se convierte en extenuante para Gógol. Hacia 1845 evidencia señales de una crisis espiritual que parece convertirle en uno de sus personajes.

Transformado en místico pastor de almas, publica en 1847 Pasajes escogidos de la correspondencia con mis amigos, libro de ensayos y artículos en forma epistolar que provocó un gran escándalo. En él Gógol defiende el régimen de servidumbre, se erige en glorificador de la autocracia y la iglesia ortodoxa. Los graves ataques que Gógol sufrió por este libro lo sumieron en un estado de profunda amargura. El más reputado crítico del momento, Belinski, le escribió una famosa carta absolutamente demoledora. (La carta que provocó el arresto y simulacro de ejecución de Dostoievski, como recuerda Juan José Saer).

En 1852, Gógol, arrastrado por una enigmática apatía, enferma gravemente. Tras ser sometido a horribles remedios que lo torturaban (en la frontera de la locura y el dolor como otro genio, Artaud, según recuerda Ricardo Gullón), deja de comer y muere en Moscú el 4 de marzo de ese año.

Unos día antes había despertado a sus sirvientes de madrugada. Delante de ellos, Gógol quemó el manuscrito de la segunda parte de Almas muertas, una de las más grandes obras de la literatura universal.

Juan Antonio Cardete

Gógol quemando el manuscrito de la segunda parte de Almas muertas, Ilya Repin, 1909.Gógol quemando el manuscrito de la segunda parte de «Las Almas Muertas», por Ilya Repin. 1909. Galería estatal Tretiakov, Moscú.

FUENTES

Obras de N.V. Gógol.

Las veladas de Dikanka. Madrid, Gredos, 2003.
Mírgorod. Barcelona: Alba editorial, 2004.
Historias de San Petersburgo. Madrid: Alianza Editorial, 2004.
El capote. Madrid: Nórdica, 2008.
El inspector. El casamiento. Los jugadores. Barcelona: Alba editorial, 2010.
Almas muertas. Madrid: EDAF, 2001.

Estudios

ALLER, Jesús. “Mirgorod”, Literaturas.com. http://www.literaturas.com/v010/sec0603/libros/resena-03.htm.

CASARIEGO, Martín. «Paseo por Roma con Gógol». Letras Libres, junio 2002. http://www.letraslibres.com/sites/default/files/pdfs_articulospdf_art_7557_6563.pdf

COMWELL, Neil. The Absurd in Literature. New York: Manchester University Press, 2006.

EICHEBAUM, N. «Cómo está hecho ‘El capote’ de Gógol», Teoría de la literatura de los formalistas rusos, antología preparada por T. Todorov. México: Siglo XXI Editores,1970, pp. 159-176.

GULLÓN, Ricardo. «Gógol y Artaud». http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/gogol-y-artaud-0/html/00e8cfd6-82b2-11df-acc7-002185ce6064_2.html

KARSIÁN, Gaiané. “La percepción de N.V. Gógol en España: la «segunda vida» de sus obras en las traducciones al español”, Hermenêus, nº 4, 2002. http%3A%2F%2Fdialnet.unirioja.es%2Fdescarga%2Farticulo%2F290511.pdf .

MARTÍNEZ ILLÁN, Antonio.  “El mito de San Petersburgo en el cine soviético a través de las adaptaciones de ‘El capote’ de Gógol”, Comunicación y sociedad, Vol. XXIII, Núm. 2, 2010, pp. 125-147.

MAUS, Derek C. «Another Roadside Epiphany: Flannery O’Connor’s Wise Blood and Nikolai Gogol’s Dead Souls as Religious Satires», Universidad Southern Mississippi, Southern Quarterly, 40.4 (2002), 53-67.

MONFORTE DUPRET, Roberto. «Ecos Cervantinos en la obra literaria de N. V. Gógol», Eslavística complutense, Nº. 5, 2005, págs. 7-18.

Las andanzas del Quijote por la literatura rusa. Madrid: Huerga y Fierro editores, 2007.

OTERO, Mauricio. «Las Almas muertas», http://www.letras.s5.com/mo230305.htm.
PERLADO, José Julio. «Gógol y san Petersburgo», Mi siglo, 1/4/2009. http://misiglo.wordpress.com/2009/04/01/gogol-y-san-petersburgo/
–»La ceniza y el lápiz», Mi siglo, 3/4/2009.
http://misiglo.wordpress.com/2009/04/03/la-ceniza-y-el-lapiz/
SPIEKER, Sven. «The presence of Absence in Gogol». En Exploring Absence. Negativity in the 19th-Century Russian Literature. Bloomington: Slavica, 1999.
TROTSKY, León. «N.V. Gógol». Vostóchnoe Obosrénie, nº. 43, 21/2/1902. Disponible en: http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1920s/literatura/8bb.htm
 
Esta entrada fue publicada en Literatura rusa y etiquetada , . Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s